La actriz Vanessa Bauche hace un repaso de su trayectoria de más 35 años en teatro, televisión y cine en el programa T.A.P, Taller de Actores Profesionales. Un camino que describe lejos de la banalidad y del glamour que los espectadores piensan y muy cerca a las carencias de ser actor en México, donde sólo la congruencia con lo social puede salvar una buena carrera.
Ciudad de México, 10 de septiembre (SinEmbargo).– Con más de 35 años de trayectoria, Vanessa Bauche tiene claro algo: la congruencia que debe existir entre el quehacer artístico con el lado más humano que se compromete con uno mismo y la sociedad. Casi un método de vida que ha aprendido y trabajado a lo largo de todo este tiempo y que ahora se repasa en el programa T.A.P, Taller de Actores Profesionales.
Bauche entiende este actuar desde la gratitud, el amor y la empatía, la forma de interpretar personajes que de alguna manera la retroalimenten y se conviertan en ese vínculo con lo social. Para ella, ser actriz va más allá incluso de sólo sentir y memorizar líneas:
"Ser actriz es la altísima responsabilidad de poder impactar de manera positiva en el espectador, en el auditorio para generar un cambio de conciencia por el bien común. La altísima responsabilidad y honor de poder encarnar y honrar a mujeres, a esas vidas que inspiraron las historias que nos toca interpretar. Me siento muy honrada del camino que he tenido y de las mujeres a las que podido encarnar", destaca la actriz en entrevista con SinEmbargo.
Vanessa Bauche suma en más de tres décadas un aproximado de 32 películas, 29 obras de teatro y un sin número de participaciones en la televisión.
Interpretaciones en películas como Un embrujo (Carlos Carrera, 1998), Un dulce olor a muerte (Gabriel Retes, 1999), Amores Perros (Alejandro González Iñárritu, 2000), Los 3 entierros de Melquiades Estrada (Tommy Lee Jones, 2005), Un amor silencioso (Federico Hidalgo, 2004) o en los filmes bajo la dirección de Felipe Cazals como Digna, hasta el último aliento (2004) y Las Vueltas del Citrillo (2006) han catapultado y dado reconocimiento a su carrera, que describe como un "privilegio".
"Entender que esto que hacemos es un privilegio porque vivir de lo que amas, no cualquiera. Hay millones de seres humanos en esta historia que no pudieron vivir de hacer lo que aman hacer, y creo que cuando trabajas es una profesión en la que se trabaja en lo más valioso del ser humano, que son las emociones, la conciencia y la psique, sin duda es un privilegio".
Sin embargo esto no significa para la actriz algo que nazca de lo banal, sino por el contrario es para ella un lugar en el cual puede ser escuchada por muchos y no puede desaprovecharse en lo trivial.
"Es una gran responsabilidad tener un micrófono, estar frente a cámaras, tener un impacto masivo, hay que ser selectivos con que historias que queremos contar, en qué momento histórico está pasando a nuestra sociedad".
SER SELECTIVA
Vanessa Bauche ha recibido decenas de nominaciones y reconocimientos a lo largo de su carrera de forma nacional e internacional. En México se le ha reconocido con varios premios Ariel por su actuación en cintas como De la calle, Un embrujo o Hasta Morir.
Cada uno de sus papeles han representado un aprendizaje y una gratificación, y esto se lo atañe a la selectividad con la que se ha mantenido.
"Cuando eres selectiva con las historias que quieres contar y sabes que estás luchando por abonar algo de reflexión para un cambio de conciencia para el bien común, entonces te levantas satisfecha, llena de gracia, llena de humor, llena de ganas de ser mejor cada día".
Esa misma selectividad la ha llevado a interpretar a grandes personajes como a la abogada mexicana defensora de los derechos humanos, Digna Ochoa, y descartando a otros que no empatan con sus principios como los que tienen que ver con la narcocultura retratada en la pantalla.
"En estos últimos 10 años he tenido que abstenerme de participar en esta 'narcomoda', en esta apología a la criminalidad de Latinoamérica que fue dictada desde el mainstream de Estados Unidos para criticar políticas antimigrantes y crear en el subconsciente colectivo que las y los 'cafecitos' somos todas prostitutas y narcos. Yo amo a este país y creo sumamente en su potencial que es infinito, amo a su gente, amos a las mujeres que sostienen el ama de esta nación".
Aunque asegura que en los últimos años no han llegado para ella proyectos interesantes, y aunque eso sucede, la actriz prefiere mantener su congruencia.
"No puedo participar en proyectos que degraden la identidad o la inteligencia, o la belleza y la grandeza de lo que somos como pueblo y creo que eso te ayuda a tener paz".
T.A.P. HUMANIZA
Vanessa Bauche es la invitada de lujo del episodio número siete de la onceava temporada del programa conducido por el periodista Óscar Uriel, en donde darán un repaso a sus 35 años de trayectoria.
"Es un acervo importantísimo con relación a quienes hacemos las artes escénicas y los medios audiovisuales en nuestros país, es un documento histórico que nos humaniza. Gracias a esta preparación de Óscar como entrevistador, con su mirada aguda y profunda que permite que la ausencia tenga una comprensión más empatía y cercana con el lado humano de quienes estamos frente a cámaras o sobre las tablas".
La actriz describe describe su profesión como "maravillosa y divina" que da la impresión al público lejos de los contrastes que en ella se encuentran como al ser "inestable y muchas veces poco justa".
"No es fácil por la discriminación, el clasismo, el racismo y la misoginia en nuestro país, por la banalidad en que se ve en los actores y actrices y se cree que todos somos millonarios y tenemos la vida resuelta y nos conocemos entre todos y entre todos nos ayudamos, y todos somos amantes de todos, y nos la pasamos paseando con un martini en la mano diciendo".
"La realidad a la que nos enfrentamos en nuestro país es que no tenemos prestaciones de ley, no somos sujetos a crédito, el único sindicato que tenemos está también en una crisis muy fuerte, no tenemos siquiera ni cómo defender nuestros derechos humanos laborales cuando son pisoteados, no hay nada que garantice una continuidad laboral, y la discriminación, no tenemos representatividad en las pantallas de nuestras mujeres, de nuestros hombres de manera realista porque somos una sociedad con complejo de inferioridad que desea verse de manera aspiracional", agrega.
El capítulo de T.A.P. tuvo su estreno el lunes, pero tendrá su repetición este sábado a las 20:00 horas por la señal de Canal Once. Bauche espera que el programa inspire a quienes deciden dedicarse a la actuación y que encamine a las nuevas generaciones a realizar su profesión con responsabilidad social.
"Para mí ser actriz significa poder ser agente de cambio, de tener el honor de poder abrazar a cada una de esas mujeres y a las historias en las que he participado para decirles no estamos solas, sí las vemos, sí significan y sí podemos generar los cambios que nuestros país y nuestra sociedad demandan. Historias que alumbren, narrativas más incluyentes en las que nos hagan sentir orgullosas de que pertenecemos y con una identidad más humanista y menos panfletaria".